julio 19, 2009

La traición de Rivadavia?

Bernardino Rivadavia fue un protagonista clave en la historia primaria del país. Su obra fue rica y adelantada si se quiere para la época, pero también dúramente criticada y denostada.Fue un intelectual y amante de la cultura y educación aplicada. Pero otro es el tema que nos trae, y al respecto dice Miguel Navarro Viola, que Rivadavia ocupó el Ministerio de Gobierno desde 1821 y luego fue proclamado Presidente de la Provincias del Río de la Plata en febrero de 1826, cargo desempeñado hasta 1827. Retirado a la vida privada, hizo en Europa la traducción de los Viajes de Azara, publicada por el doctor Varela en el Tomo 2do de la Biblioteca del Comercio del Plata, traducción de una traducción francesa impresa en París en 1808, y cuyo original español no era conocido por lo visto hasta entonces, por ambos hombres de letras, tal vez por no haber sido impreso hasta 1847 en Madrid. Curioso hecho de coincidencias literarias para un profundo conocedor de tales temas. Y continúa diciendo Navarro Viola que en virtud de la causa formada a Rivadavia junto otros, por traición a la patria, fundado el cargo en la tendencia a monarquizar el país, llegó a Buenos Aires desde el Viejo Continente en mayo del 34, pero a las dos horas se le hizo reembarcar, habiendo permanecido en Colonia del Sacramento, en la República Oriental del Uruguay hasta que en el 36 fue desterrado, pasando al Brasil y vuelta a Europa Quizas a Rivadavia habría de pesarle más que su afecto al régimen monárquico, la obra de su enviado a Brasil, Manuel J. García, quien debía pactar la paz con Brasil luego de la histórica victoria nacional en Ituzaingó frente a las tropas imperiales brasileñas, asestándoles un duro golpe por tierra y mar de su pretendida posesión de la Banda Oriental. El tratado firmado por García, que contradecía en un todo la posición nacional, cedía al Brasil la ocupación Oriental sin reclamos posteriores y el pago indemnizatorio por actividades corsarias argentinas realizadas en el marco de la guerra. Vergonzante y humillante resultado, que luego de la entrega de vidas en combate y de las victorias obtenidas en el campo del honor, se haya renunciado a los derechos adquiridos, de forma tan oprobiosa para el país. Y si bien Rivadavia ofuscado, declina en su cargo expresando “Me es penoso no poder exponer a la faz del Mundo los motivos que justifican mi irrevocable resolución”, siempre habrá de quedar una sombra de duda en la historia, acerca de su accionar en esa situación, no tal vez por haberla ordenado explicitamente, sino por su responsabilidad en el desconocimiento de quién era el principal negociador de tan alta misión. De hecho que Rivadavia fue dúramente resistido en el país, y más aún en el interior por su política de corte unitaria y europeizante, pero no ha de negársele el mérito de haber dedicado su vida a la causa pública.

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