agosto 09, 2009

Educación para la guerra

Da cuenta un interesante escrito antiguo que resume la aplicación de la acción psicológica en la guerra: "Corromped todo lo que hay de mejor en el adversario por medio de ofrendas, regalos y promesas; alterad la confianza impulsando a los jefes más destacados a acciones vergonzosas y viles, y no olvidéis divulgarlas; mantened relaciones secretas con lo que sea menos recomendable en el enemigo y multiplicad el número de vuestros agentes. Turbad al adversario, sembrad la disensión entre los jefes excitando los celos o la desconfianza, provocad la indisciplina, suministrad causas de descontento dificultando la llegada de víveres y municiones. Por medio de la música, ablandad el corazón de las tropas, enviadle mujerzuelas que les corrompan, haced en forma que los soldados no se hallen jamás donde deben hallarse en primera línea. Dadles falsas alarmas y falsos informes, ganad a vuestro favor los intereses de los administradores y gobernantes enemigos. He aquí pues lo que debe hacerse a fin de crear dificultades, ya sea por la habilidad o por la astucia". La guerra requiere de educación, no sólo para su ejecución sino para su declaración o aceptación. El arte y ciencia de la guerra es propio en su aplicación fáctica del poder militar. Ahora bien, es la estrategia nacional conducida por el poder político, quién emplea el factor militar y operacional para realizar las acciones tácticas necesarias de la batalla y el combate. Y es aquí donde la acción psicológica que se ejerce, requiere de una educación e instrucción acertada, eficaz y eficiente, para influir en la propia tropa y en la enemiga, en todos sus niveles de conducción. Los conflictos armados a lo largo de los tiempos, dan evidentes muestras de como esa acción psicológica, sumada a la acción militar del fuego y la maniobra, permite lograr efectos deseados que luego podrán resultar en positivos o negativos, pero que nunca no se ha de omitir. Dice Bouthoul que "en la antigua táctica donde el combate era más simple y en el cual las tropas no podían evitar el choque, todo se preparaba para provocar en las filas enemigas, el mayor abatimiento posible antes de establecer el contacto. Una de las causas del éxito de las legiones romanas lo constituía el uso del pilo, que era un arma arrojadiza a manera de lanza o jabalina pesada,y que permitía desarticular la cohesión del adversario y provocarle pérdidas antes del cuerpo a cuerpo". Similar logro cumplían las lluvias de flechas que en masa precedían el choque. El efecto que producía en las tropas atacadas, era devastador desde su estado moral. La acción psicológica en la guerra entonces, supone de un riguroso arte, el que ha sido llevado a cabo a lo largo de los tiempos por expertos, que entre otras sapiencias detentaban la invalorable condición de conocer las conductas propias y del oponente, con sus capacidades y flaquezas, y ha requerido y requiere, de una delicada enseñanza y un preciso aprendizaje, para una efectiva aplicación.